Hoy la vida nos bendice y nos da la oportunidad de defender nuestra patria.
Hoy la vida, nos permite estar en la primera línea de los hijos de esta tierra.
Hoy la vida, nos da la oportunidad de escribir una nueva página de gloria del Ejército Vencedor.
Hoy la vida, hace que el honor, la disciplina y la lealtad estén presentes en cada uno de nosotros.
Hoy la vida, determina que dios, patria y libertad, nos amparen y conduzcan a la victoria.
¿y si hoy la vida se nos va?
Pues marchad contentos porque sus familias y su patria os reconocerán como valientes, dignos de usar el tricolor sagrado en el viaje eterno.
Por Dios, por mi patria y por sus hijos vamos a vencer soldados.
Este es el momento que hemos esperado y desaprovecharlo no está permitido.
hablaremos de todo un poco, de lo positivo y lo que debemos mejorar sin tratar de ofender a nadie
sábado, 7 de abril de 2018
La vida el día "D"
martes, 16 de enero de 2018
La Dignidad
La
dignidad
Pensaba el hombre en la guerra y su
atracción a la misma, cuando pensó en dignidad. Habían pasado miles de
conflictos y años de historia, para darse cuenta que en su más pura esencia
conformada por cuerpo, alma y espíritu, yacía la dignidad, tomando conciencia
de su valor consustancial.
Recordó en ese momento, su irrespeto a
este principio: torturas, esclavitud, penas degradantes, que había cometido en
busca de más tierras, viles monedas y otros intereses banales, a costa de la
deshumanización de su prójimo, a costa de quitar dignidad.
Y quiso el hombre cambiar el mal hecho,
venciendo el miedo que corría por su cuerpo, como primer paso para alcanzar la
dignidad. Pues ser digno empieza y termina con uno mismo, sintiéndose
responsable y libre, reconociéndose como persona como base para alcanzar la
plenitud, satisfacción y excelencia.
Conforme consigo mismo, quiso el hombre
redimirse ante los otros hombres, y pensó en derechos, aceptando las
diferencias y consagrando en normas universales la dignidad humana como
intangible, de irrestricto respeto y protección, jurando además nunca más
despojarla de otro ser.
Fue en ese momento cuando la culpa fue
dejando al hombre, siendo su espacio ocupado por el orgullo, al haber dado a la
dignidad la posición para conseguir una verdadera emancipación y paz moral a la
humanidad; al haber educado a otros hombres para formar su inteligencia y hacer
férrea su voluntad; al haber comprendido que no hay niveles para la dignidad,
ni más ni menos, que no se otorga y que es parte inseparable de toda persona.
Y es así como este hombre escogió el
camino de la dignidad, modificando su modo de actuar, conducta y comportamiento
para vivir en equilibrio con los valores morales y preceptos jurídicos, dando
dignidad a su pueblo, elevando su sentimiento de valor propio y de grandeza;
entendiendo que la dignidad no se la pierde por nada ni por nadie.
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